viernes, 20 de junio de 2014

Lealtad institucional

Una de las cosas que enseñan a los niños alemanes en la escuela es su historia, incluyendo el nazismo y su éxito. En sus clases de historia enseñan que una de las razones de la caída de la República de Weimar fue la falta de lealtad institucional de los partidos en el parlamento. La república tenía que caer antes o después, porque entre los comunistas que querían una república soviética, los socialistas que querían una república socialista, los monárquicos que querían la vuelta del emperador, los independentistas que querían la vuelta de sus países (sobre todo Baviera) y los nazis, no quedaban muchos que quisieran la república tal y como estaba. Y no es que la República de Weimar fuera perfecta, ni mucho menos; los errores en el gobierno de Hindemburg, él mismo desafecto a la República, fueron los que agarbaron la gran crisis económica, pero hay que recordar que fue mucho mejor que lo que vino después.

Algo similar el pasó a la II República Española. La mayoría de la gente tiene a la II República tan idealizada que se olvidan de que la mayoría de la gente no la quería. De hecho, el que la República acabase como acabó no fue una casualidad y no toda la culpa fue del levantamiento de Franco y cia. Entre los anarquistas, los comunistas, los independentistas, los monárquicos, los caciques, los pistoleros, los clericales y los fascistas, lo milagroso es que durara lo que duró. La República habría caído antes o después. De hecho, lo que la mayoría de la gente olvida es cómo acabó la República, como no fue capaz de conformar a todos los grupos que la formaban.

Y así llegamos al siglo XXI y a la actual monarquía. El asunto ha funcionado estupendamente durante 35 años. Pero hemos tenido una crisis muy grave a la que nuestros políticos no han sabido responder. Y de repente empieza de nuevo el asunto de la deslealtad institucional. Empezando por los independentistas Catalanes, a los que les importa un rábano que sólo la mitad de su electorado esté a favor de la independencia, de hecho, les importan un rábano los medios, mientras consigan sus fines. Venden que la independencia es la solución a todos sus problemas, sin mirar a derecha o izquierda para ver las consecuencias. Lo mismo veo ahora con los republicanos, que salen como setas, para los que la República es la solución a todos nuestros problemas. Da igual que la mayoría de la población sea monárquica, "hay que acabar con este régimen opresor". Los siguientes en salir serán los de la extrema derecha, los fascistas y neonazis, para los que un caudillo fuerte será la solución de todos los problemas. Tiempo al tiempo.

Y mientras tanto, la deslealtad institucional del PP anda cargándose nuestros derechos, el sistema judicial, la seguridad social, la educación, etc. De hecho, el PP está planeando privatizar determinadas áreas comerciales en el centro de las ciudades, incluyendo la privatización de tus derechos en esas calles: si los comerciantes deciden que no puedes ir en manga corta, con chanclas y rastas, vas a tener que ir por otra calle. El PP, con la ayuda cómplice del PSOE y de CiU, es el primer culpable de la destrucción del marco institucional, de saltarse las reglas de juego, pero nosotros, en vez de pelear por nuestra democracia y exigir la vuelta al cauce, nos dedicamos a excavar todavía más los cimientos de nuestros derechos. Es decir, en vez de tratar de solucionar los problemas (corrupción, crisis, paro, falta de transparencia y responsabilidad política, fraude fiscal) con empeño e imaginación, nos dedicamos a buscar salidas fáciles (independencia, república) que en realidad no solucionan nada, sino que, de hecho, agravan y complican la situación.

¿Os suena la historia de algo? Cuando la desafección a la forma de gobierno actual llegue a un cierto límite, alguien se encargará de darle el último empujón y colocarse él. No sé quien será, pero puedo asegurar que el empujón no será sin muertos y que, si hacemos caso a la historia, lo que venga después no será mejor que lo que tenemos. Ya lo vamos a repetir por enésima vez...